lunes, 28 de noviembre de 2011

PFRH - IV BIMESTRE – 3ro de Secundaria

FAMILIA Y SOCIEDAD

la familia, como unidad básica de la sociedad, es la responsable principal de la transmisión de costumbres, tradiciones, creencias y valores de una generación a otra con el fin de perpetuar la cultura de una comunidad. La familia es, asimismo, un agente de socialización porque hace posible que un individuo se integre a la sociedad. Por medio de las normas del hogar, los niños y las niñas comprenden las reglas de su entrono social y cultural para adatarse a la sociedad. El papel de la familia en esta tarea es espontáneo: algunas ocasiones lo cumple de modo consciente y en otras no.

Las relaciones entre padre, hijos, hermanos y otros familiares permiten a los individuos aplicar los valores que se adquieren dentro de la familia. Por ello, en el núcleo familiar debe prevalecer el diálogo, el respeto, la comprensión, la participación y la responsabilidad. Estos valores ayudan a las personas a comportarse y a establecer relaciones de convivencia más libres.

Los valores que permiten la convivencia familiar se aprenden mediante un proceso lento en el que intervienen las actitudes y experiencias, que las personas tienen con sus padres o tutores, hermanos e hijos. Por ejemplo, las responsabilidades con los demás, el tiempo que comparten, el tipo de comunicación que establecen, las soluciones que proponen ante los conflictos, el cariño y afecto que dan y reciben, así como la búsqueda de una vida con calidad, amor y bienestar para todos los integrantes de la familia.

1. La familia como unidad viva

La familia, como institución social formada por personas, no es estática, sino que va cumpliendo diversos roles a lo largo del tiempo y según los cambios que van experimentando sus integrantes. Por consiguiente, se puede decir que la familia es una unidad viva, ya que tiene un ciclo que se va renovando cada vez que se forma, dentro de esta, una nueva familia.

Ciclo de vida familiar

  1. La elección de la pareja. Suele darse en la edad adulta, cuando las personas tienen ideas más claras sobre ellas mismas y sobre lo que esperan del futuro. Deciden entonces buscar una compañía que les permita compartir sus metas, planes y proyectos de vida. Al tomar la decisión de casarse, o de vivir juntas, las personas deben asumir nuevos compromisos como pareja. Por ejemplo, distribuir las tareas domésticas, responsabilidades económicas, planificar la familia, entre otros.
  2. El nacimiento de los hijos. Tener un hijo implica madurez, responsabilidad y preparación personal de los padres para poder criarlo, educarlo y mantenerlo. Por ello, es una decisión que debe ser bien pensada y planificada. Durante el periodo del embarazo, ambos padres no sólo necesitan informarse sobre temas de salud o cuidado del bebé, sino también ir preparándose emocionalmente para criar al nuevo integrante de la familia.
  3. La educación de los hijos. La forma de educar a los hijos es una responsabilidad compartida. Por lo tanto, ambos padres deben coordinar y llegar a acuerdos sobre las normas que tendrán en su hogar. De este modo, evitarán contradicciones y podrán formar adecuadamente a sus hijos. La mejor manera de que se produzca esa formación es a través del ejemplo.
  4. El crecimiento de los hijos. Los padres deben acompañar el crecimiento de sus hijos. Esto implica no sólo buscar ser su “amigo”, sino también su apoyo y guía cuando ellos lo requieran. Por ese motivo, los padres deben conocer los cambios sociales y culturales que influyen en sus hijos para estar preparados cuando surjan problemas y poder orientarlos con fundamento. Eso incluye enseñarles a decidir y no decidir por ellos. Así, cuando deban tomar decisiones trascendentales, como su vocación o la elección de su pareja, sepan hacerlo de manera adecuada.
  5. La independencia de los hijos. Cuando alcanzan una determinada edad o etapa de sus vidas, los hijos buscan su independencia: deciden vivir solos, convivir o casarse y formar así una nueva familia. La pareja de padres vuelve entonces a estar sola como al principio, lo que le permite disfrutar de un mayor tiempo juntos.

Criterios en la elección de la pareja

- Proximidad. Cuánto más vemos y compartimos con una persona, la vamos conociendo mejor. Ello puede influir para que nos guste cada vez más su compañía.

- Apariencia física. Suele ser la primera impresión que tenemos de alguien. Esto influye para que nos guste estar con esa persona.

- Características personales. Solemos fijarnos en alguien cuya personalidad nos agrada (buen sentido del humor, buen carácter, etc.). ello influye para que nos sintamos cómodos a su lado.

- Similitud. Lo usual es preferir a personas con las que tenemos características comunes: edad, nivel social, religión, educación, valores y pasatiempos. Sin embargo, también puede suceder lo contrario: que nos gusten personas muy diferentes que nos complementen.

- Reciprocidad. Si nos sentimos bien al lado de una persona esta también debe sentir lo mismo al estar con nosotros. No hay otra manera de formar una pareja.

- Respeto. Esto se da en la pareja cuando la otra persona nos acepta tal como somos y nosotros la aceptamos como es. No implica tolerarlo todo, sino saber decir las faltas de la otra persona sin ofenderla.

Roles y responsabilidades de los miembros de la familia

Para que la unidad familiar se consolide, es necesario que todos los integrantes de la familia asuman con responsabilidad el rol que les toca. Las tareas deben estar distribuidas en forma equitativa y de acuerdo con la edad y la capacidad de cada miembro de la familia.

  1. Roles y responsabilidades entre la pareja:

- Apoyo mutuo. Tanto el padre como la madre deben consolidar sus metas y proyectos, ya no como individuos aislados, sino como pareja.

- Compartir las tareas. Dependiendo de las habilidades y el tiempo de cada uno, deben repartirse los quehaceres domésticos, el cuidado de los hijos y el sostenimiento del hogar.

  1. Roles y responsabilidades como padres:

Los padres son los responsables de los hijos que deciden tener, por ello deben proveerles lo siguiente:

- Sustento material

- Formación ético-educativa

- Soporte emocional

  1. Roles y responsabilidades de los hijos:

- Desde pequeños, los hijos deben aprender a ayudar a sus padres en las tareas domésticas. Estas deben ser asignadas según la capacidad y edad que tengan.

- Deben respetar las normas y reglas familiares.

- Cuando sus padres sean ancianos, deben velar por ellos para que no les falte ni sustento ni material, ni moral, ni emocional.

Todos estos roles y responsabilidades podrán ser asumidos dentro de una familia si existe respeto y confianza entre cada uno de sus miembros.

2. La familia y la cultura

La familia desempeña un rol significativo en la estabilidad de una sociedad, pues cumple importantes funciones, como las siguientes:

- Transmisión de valores e ideales culturales a través de la socialización. Al interior de la familia, los hijos aprenden el ejercicio y respeto a la autoridad, las costumbres, las normas, la historia, el lenguaje, etc., propios del sistema cultural de la sociedad a la que pertenecen. Esta función socializadora es complementada por otros espacios como el grupo de amigos, la escuela, los medios de comunicación, entre otros.

- Creación de los primeros lazos afectivos. Dentro de la familia, las personas aprenden a expresar sus sentimientos y a valorar y querer el entorno social, cultural y natural que los rodea.

La familia como transmisora de valores culturales

En una sociedad como la nuestra, con una amplia diversidad cultural, encontramos también una gran variedad de costumbres familiares. Estas costumbres se pueden apreciar en aspectos cotidianos como el tipo de comida que preparan o consumen los pobladores (platos típicos, determinados productos, etc.), las festividades a las que asisten o en las que participan (religiosas, culturales), o las actividades que realizan (recreación, tradiciones, etc.). Mantener esas costumbres refuerza la identidad familiar y cultural, y permite reforzar los lazos de unión dentro de la sociedad.

Por otra parte, las familias también inculcan y reproducen valores culturales que tienen que ver con las ideas y los hábitos. Esos valores se manifiestan en el tipo de relaciones entre las personas, así como en las actitudes hacia la vida. Por ejemplo, nuestro país tiene una tradición cultural patriarcal y machista, lo que por lo general es reforzado con la formación que se da en las familias. Así, cuando algunas madres enseñan a sus hijas a encargarse de las labores domésticas, pero se lo prohíben a sus hijos porque no es “cosa de hombres”, entonces se está reforzando ese machismo cultural. Esto significa que no todos los valores culturales que se enseñan en la familia son positivos. Por lo tanto, deben ser modificados.

La familia debe estar preparada para los cambios que ocurren en la sociedad y no permitir que sus normas y costumbres e conviertan en situaciones rígidas. Confrontar los valores culturales como los valores éticos universales es importante para lograr ese objetivo.

Valores éticos en la familia

Los valores éticos son ideas que nos orientan en la vida y nos hacen comprender y estimar a los demás. Se relacionan con la imagen que vamos construyendo de nosotros mismos y con la idea de nuestro lugar en la sociedad. El primer espacio donde aprendemos y aplicamos los valores es en la familia.

Según el filósofo José Ramón Fabelo, la relación entre la familia y los valores se da en tres niveles:

- La familia es un valor en sí misma, porque como primera instancia formadora de valores en la sociedad, su rol es insustituible. Ninguna institución social (escuela, estado, iglesia) puede cumplir el rol que cumple la familia, en especial en los primeros años de vida de la persona. La primera noción que tienen los bebés y los niños sobre lo que es bueno y malo, correcto o incorrecto, parte de la confianza absoluta que tienen en lo que sus padres les indican.

- La familia es un espacio en el que se instituyen valores, pues es allí donde se ponen en práctica, se “oficializan”, los valores universales. En la vida cotidiana, cada uno de los integrantes de la familia tiene la oportunidad de interrelacionarse aplicando los principios éticos que aprenden tanto fuera como dentro del hogar. De esa manera, las personas aprenden a hacer lo bueno o lo correcto no porque haya una ley que lo diga, sino porque comprueban en la práctica que es la mejor manera de lograr una convivencia civilizada y humana.

- La familia es un filtro de los valores sociales, porque mide la influencia que los cambios morales de la sociedad genera en los individuos. Así, en muchos casos la familia se convierte en el único freno para controlar a las personas que, influenciadas por los medios de comunicación y los mitos sociales, desarrollan actitudes inmorales. Pero esto también significa que la familia reproduce la crisis de valores que hay en la sociedad, es decir, que la principal manifestación de que una sociedad está perdiendo su visión étnica es la crisis de la familia.

3. Problemática familiar

En todas las familias se presentan problemas cotidianos. Por lo general, se solucionan a través del diálogo o. sino son resueltos, no afectan de manera significativa la estabilidad familiar. Estos problemas pueden ser originados por la falta de recursos económicos, discusiones, malentendidos, etc.

Pero si los problemas se generan porque uno o más miembros de la familia dejan de cumplir o desempeñar sus responsabilidades y obligaciones, originando con ello que la familia se desestabilice, entonces hablamos de una problemática familiar.

Factores que producen la problemática familiar

- Abandono del hogar por parte de uno de los padres. Sea cual fuere el motivo del abandono, quien queda como jefe de familia (padre o madre) debe asumir la responsabilidad de ser el sustento material, moral y emocional para sus hijos. Esto implica tener que hacer cambios para cubrir las carencias que se originan. Por ejemplo, trabajar más horas, distribuir las tareas con los demás miembros de la familia, etc. esta situación afecta emocionalmente a los hijos, causando en ellos preocupación, enojo, ansiedad e incluso cierto sentido de culpabilidad.

- Consumo de sustancias como alcohol y drogas. Esta práctica puede darse tanto en los padres como en los hijos y derivar en peligrosas adicciones. Genera situaciones de violencia familiar (agresión física y psicológica, en especial a los miembros más débiles de la familia), falta de recursos económicos (el dinero que debía ser para la familia se malgasta en la compra de estas sustancias), ausencia del hogar por varios días (el adicto sale a consumir y no regresa hasta que está cansado, necesite alimentación o más dinero), entre otras.

- Situaciones de violencia familiar. Pueden presentarse en diferentes formas: agresión de uno de los padres al otro; de uno de los padres o de ambos a los hijos; de los hijos a los padres o entre los hijos. Suelen ser frecuentes y en muchas ocasiones son motivos claros. Pueden ser agresiones físicas (golpes, empujones, etc.) o psicológicas (insultos, humillaciones, malos tratos, etc.).

Actitudes ante la problemática familiar

Los integrantes de la familia no tienen la misma respuesta ante las situaciones problemáticas:

Cuando son los padres los que generan estas situaciones, los hijos suelen asumir las siguientes actitudes:

- Responder con madurez (dependiendo de la edad) ante la situación, y ser un apoyo para que la familia marche de la mejor manera.

- Evaluar a los padres como malos modelos por sus conductas inadecuadas, y manifestar su rechazo desobedeciéndolos.

- El adre o la madre que no tiene estas conductas es apoyado(a) o defendido(a) en algunos casos, pero en otros es rechazado(a) por considerarlo culpable de la situación de su cónyuge.

Cuando los hijos son los que generan estas situaciones, los padres suelen asumir alguna de estas actitudes:

- Culparse por no haber orientado bien a sus hijos

- Responsabilizar al otro cónyuge por lo que está pasando en el hogar.

- Someterse a la voluntad del hijo, creyendo que así mejorará la situación.

La funcionalidad o disfuncionalidad de la familia ante las situaciones problemáticas dependerá del diálogo, de la comprensión y del afecto que exista entre sus integrantes.

Crisis y oportunidad en la familia

Al interior de la familia se producen situaciones inesperadas y conflictos. Dependiendo de cómo actúen sus miembros frente a estas situaciones, se pueden originar cambios que favorezcan o desestabilicen la dinámica familiar.

Una crisis familiar puede ser superada si la familia reúne estas condiciones:

- Cohesión. Implica que los miembros de la familia se den ayuda, afecto y confianza entre sí porque todos se sienten parte de un proyecto común.

- Flexibilidad. La organización interna de la familia debe permitir cambios en los roles y reglas cuando estos no funcionan para afrontar nuevas situaciones.

- Adaptabilidad. Es la capacidad de adaptarse a los cambios de la sociedad que influyen en la familia.

- Permeabilidad. Ante un problema inmanejable, se debe permitir el apoyo de otra familia, de amigos cercanos o de la sociedad (Estado, Iglesia, profesionales, etc.).

lunes, 19 de septiembre de 2011

PFRH - III BIMESTRE - 3ro de Secundaria

ADOLESCENCIA Y SOCIALIZACION

  1. AUTORREGULACIÓN DE LAS EMOCIONES

La emoción se puede definir como una reacción que se experimenta debido a una fuerte conmoción del estado en ánimo. Suele ir acompañada de expresiones faciales, motoras, etc., y surge como resultado de una situación externa concreta, aunque también puede ser provocada por una información interna del propio individuo (como un recuerdo o una sensación).

A partir de esta definición podemos determinar que las emociones son fenómenos multidimensionales caracterizados por cuatro elementos: cognitivo (cómo se llama lo que siento), fisiológico (qué cambios experimento), funcional (cómo la emoción dirige mi conducta) y expresivo (qué señales corporales manifiesto).

Desarrollo emocional y maduración

Las diferencias individuales en la manifestación de las emociones se originan a partir de la herencia y el entorno.

La herencia produce unos esquemas de comportamiento emocional que quedan reflejados en lo que llamamos temperamento. Sin embargo, la influencia del entorno es, asimismo, fundamental, sobre todo en los primeros años de vida y en el ámbito familiar, ya que a lo largo del proceso de aprendizaje y del establecimiento de relaciones sociales, las emociones se van modelando y con ello van cambiando aspectos como la expresión del enojo o la alegría.

Se puede afirmar, entonces, que las personas van configurando unos esquemas emocionales a partir de la experiencia y el temperamento. Estos esquemas constituyen la esencia de las diferencias individuales, ya que en ellos se basan los estilos de respuesta emocional que caracterizan a cada persona.

A lo largo de las etapas del desarrollo se aprecian características comunes en la dimensión emocional de las personas:

v En la niñez. Los niños exteriorizan sus emociones para satisfacer sus necesidades básicas (lloran por hambre) hasta que pueden expresar sus emociones con el lenguaje. Durante el preescolar expresan sus emociones según el modelo aprendido en su familia. En la escuela se incorporan a reglas más complejas para ampliar sus aprendizajes emocionales.

v En la adolescencia. El adolescente expresa sus emociones de dos maneras: impulsivamente (no respeta las normas) o retrayéndose (se siente incomprendido).

v En la edad adulta. Los adultos expresan sus emociones teniendo en cuenta las normas sociales pues han aprendido a controlarlas y anticiparlas.

La inteligencia emocional

Daniel Goleman la define como la capacidad de reconocer los sentimientos propios y ajenos, de motivarnos y de manejar bien las emociones.

Goleman consideró cinco aptitudes emocionales que a su vez clasificó en dos grandes grupos:

APTITUDES PERSONALES

Determinan el dominio de uno mismo

APTITUDES SOCIALES

Determinan el manejo de las relaciones

Autoconocimiento

Autorregulación

Motivación

Empatía

Habilidades sociales

La autorregulación

Es la aptitud mediante la cual la persona puede manejar sus propios estados internos, sus impulsos y sus recursos. La persona que es capaz de autorregularse encuentra la manera de controlar y canalizar sus emociones adecuadamente y se conforma por otras cinco aptitudes emocionales:

- El autodominio, controlar las emociones.

- La confiabilidad, mantener la honestidad e integridad.

- La escrupulosidad, aceptar la responsabilidad personal.

- La adaptación, flexibilidad ante los cambios.

- La innovación, tener buena disposición para las novedades.

  1. EL SER HUMANO EN EL CONTEXTO SOCIAL

Dimensiones de la vida en sociedad

Los roles sociales son patrones de conducta que deben cumplir las personas de acuerdo con su posición en la sociedad. Existen dos tipos de roles: ADSCRITOS (asignados a la persona y no están bajo su control como ser hombre, mujer, niño, adulto, etc.) y ADQUIRIDOS (que se consiguen con esfuerzo como ser profesional).

Los roles sociales orientan las interacciones diarias, ya que permiten prever la conducta ajena, como por ejemplo, la que debe tener un padre de familia, un sacerdote o un director.

Las interacciones sociales se orientan mediante normas, que son criterios sobre las conductas consideradas correctas. Estas normas se forman a partir de la percepción de lo que los demás piensan o hacen. Por lo tanto, varían de un grupo social a otro. Son útiles por que definen las conductas esperadas y sancionan las que el grupo considera incorrectas.

Existen diversos tipos de normas sociales:

- Normas religiosas: son establecidas por los diferentes cultos.

- Normas morales: son las que dicta la propia conciencia.

- Normas jurídicas: son las que impone la sociedad para regular la convivencia.

El proceso de socialización

A través del proceso de socialización obtenemos la experiencia necesaria para integrarnos a la vida en sociedad. La socialización se produce como resultado de la interacción con diversos agentes, como la familia, la escuela o el grupo de amigos, e influye en el desarrollo de la personalidad. A través de la socialización, las personas moldeamos nuestras emociones y adquirimos actitudes, normas sociales y valores.

El proceso de socialización se consolida cuando tenemos una identidad social definida, que se caracteriza por aceptar y cumplir las normas sociales por convicción (lo cual implica sentirse parte del grupo social), y por comprometerse a respetar y hacer respetar dichas normas.

La formación de actitudes

La actitud es la combinación de creencias y emociones que nos predisponen a actuar positiva o negativamente ante otras personas, situaciones u objetos.

Las actitudes se adquieren de diversas maneras: a través de la experiencia personal, de la interacción con otras personas que sostienen una actitud en particular, o de la crianza familiar. En este último caso, los valores, creencias y comportamientos de los padres influyen en las actitudes que más tarde desarrollarán sus hijos.

La influencia del grupo de amigos y de los medios de comunicación también intervienen en la adquisición de actitudes. La información que ofrece la televisión, por ejemplo, tiene un fuerte impacto en las personas. Los investigadores Heath y Gilbert concluyeron que el 99% de los hogares estadounidenses tienen por lo menos un televisor que mantienen encendido 7 horas diarias como mínimo. Los espectadores frecuentes demostraron tener desconfianza de la gente y sobredimensionaban la posibilidad de que alguien llegara a lastimarlos. Estas actitudes se basaban en la concepción negativa del mundo (un lugar peligroso y amenazante) que adquirieron a través de este medio.

  1. CONFLICTOS Y RELACIONES INTERPERSONALES

El conflicto es un tipo de enfrentamiento que involucra a dos o más partes (personas, grupos o Estados). Para que surja, las partes involucradas deben percibir que sus objetivos no son compatibles, lo cual, si no se maneja adecuadamente, puede desencadenar actitudes hostiles.

A pesar de ello, no podemos afirmar que los conflictos sean algo negativo, pues cuando las personas o partes involucradas se acercan para buscar soluciones basadas en acuerdos, se produce la integración y se impulsa al cambio.

Tipos de conflictos

Conflictos intrapersonales. Son aquellos que tiene la persona consigo misma. Este tipo de conflictos surgen cuando las necesidades individuales chocan con las del grupo social al que se pertenece. Se reflejan en:

- La frustración que se genera cuando no se logra una meta a pesar del esfuerzo realizado para alcanzarla.

- El conflicto de intereses que se presenta cuando la persona desea algo que tiene aspectos negativos y positivos, o bien cuando tiene que tomar una decisión y se ve obligada a elegir entre dos alternativas incompatibles.

- El conflicto de roles que se produce cuando el rol que desempeñamos en una de las áreas de nuestra vida entra en oposición con el que desempeñamos en otra. Por ejemplo para una madre que trabaja y debe decidir entre su rol de madre y su rol profesional.

Conflictos interpersonales. Son aquellos que surgen entre dos personas y representan un serio problema porque afectan profundamente sus emociones. Pueden originarse por distintos motivos: choques de personalidad, escalas de valores opuestas, amenazas del estatus o, lo que es más común, diferencias en las percepciones y puntos de vista.

Resolución de conflictos

El proceso para solucionar conflictos comprende una serie de estrategias. Las más importantes son:

  1. Definir bien cuál es el conflicto, para mantener la objetividad y evitar descalificar a la otra parte o aludir problemas anteriores.
  2. Reconocer y respetar los sentimientos, tanto los propios como los de la otra persona.
  3. Preguntar, para que la otra persona pueda expresar sus opiniones y sentimientos y analizar las coincidencias que se presentan.
  4. Recoger las propuestas de solución, que debe presentar cada parte implicada. Ambas deben expresar, además, lo que esperan que cambie como resultado de las propuestas.
  5. Escoger entre las soluciones propuestas, es decir, elegir la más realista, razonable y práctica (no existe la solución perfecta).
  6. Implementar las alternativas de solución, que consiste en ver cómo puede mejorarse la alternativa tomada para que ambas partes queden satisfechas.
  7. Comprometerse a respetar y cumplir las propuestas, lo cual redundará en una mejor convivencia.

Actitudes ante los conflictos

Frente a los conflictos surgen reacciones que influyen en el proceso que determinarán qué camino se adopta:

- Superación. Se reconoce la existencia del conflicto y hay voluntad de superarlo.

- Negación. Se evita reconocer su existencia.

- Evasión. Se reconoce su existencia, pero no se tiene el deseo de enfrentarse a él.

- Acomodación. Se reconoce su existencia, pero se opta por no darle respuesta alguna.

- Arrogancia. Se reconoce su existencia, pero no se le da una respuesta adecuada.

- Agresividad. Se combate con una respuesta hostil, violenta o militar.

Cuando las partes implicadas reconocen la existencia del conflicto y muestran una actitud de superación, es más fácil entrar en una vía negociadora. La actitud evasiva da lugar a que se agraven las tensiones y que se produzca una escalada del conflicto. La acomodación puede suponer un aplazamiento de las hostilidades, pero no una resolución de las mismas. La arrogancia y la agresividad rechazan, por su parte, cualquier posibilidad de llegar a un diálogo que conduzca a la solución del conflicto.

¿Cómo ayudan los conflictos a los adolescentes?

Durante la adolescencia, los cambios cognitivos que afrontan los jóvenes los vuelve más propensos a entrar en conflictos con otras personas o consigo mismos. Sin embargo, esto puede ayudarlos a desarrollar una serie de habilidades, como las siguientes:

- Ensayar estrategias de resolución de problemas.

- Potenciar habilidades de comunicación y negociación.

- Desarrollar el pensamiento crítico.

- Considerar puntos de vista alternativos e incluso opuestos a los propios.

- Enfrentarse a creencias y argumentos de otros y a considerarlos como alternativas válidas, aunque no convengan.

lunes, 4 de julio de 2011

PFRH – II BIMESTRE – 3ro Secundaria

ADOLESCENCIA Y DESARROLLO PERSONAL

La identidad se va formando a lo largo de la vida. Desde pequeños, los seres humanos vamos creando una imagen de lo que somos, pero es en la adolescencia cuando surge la pregunta: ¿Quién soy?...

En el desarrollo de la identidad interviene diversos factores:

- La familia inculca normas, derechos y valores.

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- Los medios de comunicación venden estereotipos a los adolescentes, llevándolos a ser de determinada manera.

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- El grupo de compañeros brinda apoyo social y emocional al adolescente.

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- El origen étnico y cultural también define patrones que llevan al adolescente a sentirse satisfecho o insatisfecho consigo mismo.

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I. LA FORMACION DE LA IDENTIDAD PERSONAL

1.1 ¿Quién soy? La difícil búsqueda de la propia identidad.

Según Alfredo Fierro, la identidad es la autodefinición de una persona con respecto a otras, a la realidad y los valores; es la diferenciación personal inconfundible; la autenticidad.

El autoconcepto y la autoestima son elementos básicos en la formación de la identidad personal, se afianzan desde la niñez a través del reconocimiento de las propias habilidades que forman una imagen de lo que somos. Durante la adolescencia esta imagen cambia así como la percepción acerca de los demás y de nuestro entorno. Surge la llamada CRISIS DE IDENTIDAD.

La búsqueda de la identidad es lo más importante durante la adolescencia y conlleva optar por un sistema de valores, elegir una profesión, relacionarse con el sexo opuesto, independizarse, etc. Pero esta tarea no es sencilla y puede tomar años el responder ¿Quién soy yo?

1.2 Hacia el logro de una identidad positiva y diferenciada

El adolescente se vuelve más analítico y emite juicios por lo que se cuestiona automáticamente. En este proceso se rebela y rechaza la valoración que le ofrezcan otros o por otro lado su confusión e inseguridad les hacen pedir aprobación y consejos constantemente.

El logro de una identidad positiva y diferenciada se caracteriza por dos criterios generales:

- Es el resultado de un proceso de búsqueda personal y activa y no una mera copia o negación de una identidad determinada. El adolescente se plantea distintas posibilidades y busca diversas soluciones a las mismas.

- Permite llegar a un nivel suficiente de coherencia y diferenciación, integrando factores como la diversidad de papeles desempeñados (en la familia, trabajo,…), la dimensión temporal (lo que ha sido en el pasado, lo que es y lo que desea ser), la percepción de lo real y lo posible, la imagen de uno mismo y la que perciben los demás.

1.3 Una crisis sin superar

Algunos adolescentes no resuelven adecuadamente la crisis de identidad por lo que producen respuestas que reflejan cierto desequilibrio temporal:

- La identidad difusa.

La presentan aquellos adolescentes que ignoran quiénes son o hacia donde van. Se caracteriza por la ausencia de objetivos, apatía, falta de esfuerzo, decisión y dirección. Estas características son comunes al principio de la adolescencia pero son un problema cuando se prolongan en exceso. Los adultos difusos son inseguros, inestables, irresponsables, etc.

- La identidad prematura

Es el extremo opuesto a la difusa, el adolescente tiene proyectos y objetivos claramente definidos, pero por una excesiva presión social (generalmente familiar) y aparentan ser más tranquilos y equilibrados durante la crisis de identidad. Sin embargo, uno de los riesgos de la identidad prematura es la discrepancia entre las decisiones tomadas y las características personales que a largo plazo producen insatisfacción y pueden llevar a vivir la crisis de identidad en la adultez.

- La identidad negativa

Se produce cuando la persona se conforma con las metas y creencias de otros (padres, amigos, sociedad), es incapaz de enfrentar su crisis y se acomoda a lo que otras quieren; y se refleja en la conducta antisocial de algunos adolescentes.

II. ENTORNO SOCIAL, FORMACION Y LOGRO DE LA IDENTIDAD

La familia es esencial en la formación de la identidad personal ya que transfiere modelos de comportamientos, actitudes, creencias y valores a través de la convivencia.

2.1 La función de los padres

La búsqueda de identidad del adolescente produce conflicto con los padres que quieren mantener la relación establecida en la niñez, mientras que el adolescente lucha por el respeto de su espacio personal.

Los padres piensan que sus hijos no pueden solucionar problemas y para protegerlos los limitan, logrando así que el adolescente no madure ni disfrute de esta etapa.

Cuando el adolescente retrasa la emancipación de sus padres, no es autónomo ni responsable, los padres deben afrontar la posadolescencia de sus hijos (entre 20 y 30 años).

2.2 La función de los amigos

Durante la adolescencia se produce mayor identificación con el grupo de pares, en el que todos ocupan una misma posición y tienen intereses comunes. La pertenencia y aceptación en el grupo define el comportamiento del adolescente, pues le aporta seguridad, atención y dignidad. Además, proporciona la práctica para integrarse a una red social.

2.3 Identidad y género

Las diferencias psicológicas en función del sexo se ponen de manifiesto en el proceso de construcción de la identidad personal (los varones desarrollan su identidad por metas personales y las mujeres por las sociales) y en los conflictos con los padres (los varones exigen más libertad y las mujeres un mayor interés por sus sentimientos) y en las capacidades y actitudes respecto al aprendizaje (las mujeres tienen mejor perfil de estudio que los varones).

III. IDENTIDAD SOCIAL Y MORAL

Durante la adolescencia se produce una evolución cognitiva que permite el desarrollo de la conciencia moral y la interiorización de valores. La consolidación de la identidad permite pasar de la moral heterónoma (las normas tienen un carácter coercitivo) a la moral autónoma (las normas se interiorizan y la persona adquiere un sentido del deber). El adolescente aprende a reflexionar sobre criterios morales y a discernir entre nociones contrapuestas como bien-mal que le permite contrarrestar la influencia del entorno y actuar guiado por sus principios.

3.1 La influencia de los padres en la conducta prosocial

El desarrollo moral está directamente relacionado con la identificación de los hijos con sus padres, pues ellos constituyen sus primeros modelos en este aspecto. El desarrollo de la conciencia se manifiesta en una amplia variedad de respuestas, opiniones y juicios como no mentir, seguir las reglas, resistir las tentaciones, etc.

3.2 Los componentes de la identidad moral

- Los valores morales. Componente de las acciones morales.

- El razonamiento moral. Capacidad de decidir lo moralmente correcto.

- La conducta moral. Conducta del adolescente.

- La emoción moral. Motivación de la persona.

- El carácter moral. Tendencia a actuar de un modo determinado.

lunes, 25 de abril de 2011

PFRH - I BIMESTRE - 3ro Secundaria

 

LA AMISTAD

Es difícil definir la palabra amistad. La verdadera amistad se forma con la finalidad de compartir. Una real amistad es solo la que enriquece a los amigos: aquella en la que el uno y el otro dan lo que tienen, lo que hacen y lo que son. La relación de amistad es abierta. La amistad ayuda al proceso de autodescubrimiento entre los que la comparten. La amistad es un espacio de refugio cuando se presentan momentos difíciles. La amistad implica dedicación y constancia, sinceridad, generosidad, comprensión, afecto y ayuda. La amistad es reciproca

REQUISITOS PARA UNA REAL AMISTAD

Esto es lo que debe existir para hablar de una real amistad:

· Amor y cariño, es lo más importante de la amistad

· Confianza y sinceridad, facilitan el hablar y actuar como naturalmente se piensa

· Interés o preocupación, hay un interese por el bienestar del otro.

· Comprensión, se acepta al otro tal como es

· Respeto, se comprende, acepta y valora la forma de ser, de pensar y de actuar del otro

Los amigos son importantes en la vida, nos entienden, comparten nuestros intereses, se alegran de nuestros éxitos y se entristecen con nuestros pesares.

RELACIONANDONOS MEJOR CON NUESTROS COMPAÑEROS Y CAMPAÑERAS

Te brindamos algunas recomendaciones para poder iniciar una relación de amistad.

· Muestra interés por la otra persona, escucha lo que dice la otra persona y trata de entenderla

· Inicia una interacción con otros, con la persona que quieres que sea tu amigo, inicia una conversación sobre un tema de interés mutuo.

· Únete a las actividades de otros, pide amablemente que te permitan incorporarte al grupo.

· Aprende a dar y pedir ayuda, recuerda que la amistad implica procurar ayuda mutua.

· No temas al rechazo, La amistad es un proceso largo y requiere paciencia y dedicación, nunca dejes de intentar hacer amigos.

CARACTERISTICAS DEL BUEN AMIGO

Te brindamos algunas características del buen amigo:

· Está contigo en las buenas y en las malas

· Se acuerda de fechas importantes

· Aun en la distancia, mantiene contacto

· Respeta las formas de pensar diferentes a las suyas

· Se puede confiar

· Esta dispuesto a ayudar

· Es receptivo y sabe escuchar

· Acepta a sus amigos tal como son

· Es sincero te dice las cosas como las ve

· Respeta la intimidad de la persona amiga

· No tiene envidia